HOMILIA – FIESTA SANTA TERESITA
Sobre Santa Teresita mucho se puede decir,
mucho se ha dicho, y mucho aún se dirá. Teresita, posee la singularidad que
posee cada santo. No existen dos santos iguales ¿Por qué? Sencillamente por que
no hay dos seres humanos iguales, por que cada ser humano es irrepetible, y el
don de Dios toma características determinadas de acuerdo a la personalidad de
cada uno, a su historia personal y familiar, a su carácter y temperamento, y de
acuerdo a la medida de la respuesta que cada uno da al amor de Dios, será el
grado de santidad con el que se caracterizará. En el cotidiano uso del precioso
don de la libertad que Dios nos ha dado, se juega que santo seremos.
Teresita es una gran santa por que fue tan
libre como para no quedarse con nada y entregarse totalmente al Amor, el amor
la ha traspasado; ante el amor se hizo vulnerable y entonces el amor la hirió y
dejándola herida y loca de amor se desprendió de todo para lanzarse en la
búsqueda del Amado… El Amado dejó en ella tal sed de amor que no le importó
cual era el camino por el que habría de conducirla, solo le importó llegar a la
sima del monte para entregarse en los brazos del amado; allí está el secreto de
su infancia espiritual.
Se entregó a Jesús para que la llevara por
donde Él quiera, sin importarle que el camino fuera lleno de claridades o de
túneles tenebrosos. Por eso, cuando anduvo por medio de oscuridades
espirituales, que no la permitían saber donde se encontraba, si adelantaba o
retrocedía, caminaba con la misma seguridad que si se viese conducida entre
claridades divinas. En este estado de confianza plena en Dios el alma no
necesita ver ni sentir nada para tener la más absoluta certeza de que va bien,
sabiendo que va en los brazos de Dios. Se llama caminito porque prescinde de
los caminos extraordinarios, y demuestra el estado de infancia ante Dios y
porque es corto en cuanto renuncia a distancias que se pueden medir.
Por eso todo le habla del Amado de su alma,
no resiste vivir separada de Él, la carcome una insaciable sed de infinito.
Ella se ha abandonado en sus brazos, y Él mendiga su amor. Dios está a tu
puerta y a la mía mendigando un poco de amor.
La historia de cada hombre o mujer, que se
anima a emprender la aventura de la vida espiritual, es la historia de un romance;
de Alguien locamente enamorado, Dios, que se entrega sin límites y de alguien
que corresponde, o no a ese amor, el ser humano. Esa es la historia que aparece
metafóricamente narrada en el Cantar, y que de modo similar cantará San Juan de
la Cruz , y que
vivirá intensamente Teresita. Allí está la clave de su grandeza y su pequeñez. La Pequeñez de nuestra
santita es la pequeñez de quien se acurruca en los brazos de quien sabe la ama
incondicionalmente, de quien es capaz de colmar esa insaciable sed de infinito
que hay en el corazón de cada hombre, y que es la huella que el Creador a
dejado, y que solo Él es capaz de saciar; y la grandeza de Teresita reside en
la profundidad de su entrega y abandono en los brazos del Amado.
“Hazte capacidad que Yo me haré torrente”
le decía Jesús a Santa Catalina de Siena; y Teresita como Catalina y como todo
místico se hizo capacidad, y el Señor se hizo torrente, un torrente de Pasión,
que ningún río pudo apagarlo, y que sigue encendiendo de Pasión a muchos mas a
lo largo de los siglos. DEJÉMONOS ENCENDER por el Amor de Dios, de ese modo:
transformados en antorchas humanas del amor divino encenderemos éste mundo que
tirita de frío, que está aturdido, que camina a los tropezones hiriéndose a sí
mismo. Y así, allí donde nos toque vivir y desarrollarnos, podremos encender
corazones con el Amor de Verdad.
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