Homilía – Epifanía del Señor 2012 – 7º aniversario Radio SENDERO

Homilía completa del Padre Yatuzis – Epifanía del Señor 2012 –  7º aniversario Radio SENDERO.

Queridos hermanos y hermanas:

Esta solemnidad de la Epifanía del Señor delinea la misión de la Iglesia en todo lugar y en todo tiempo. Delinea porque en la misión de Jesús la Iglesia descubre su propia misión y su propia identidad. Cuando la Iglesia mira más el rostro de Cristo más se ve a sí misma y descubre con mayor hondura su vocación: ella, como su Fundador y Señor, tiene la misión de salvar a todos los hombres y a todo el hombre.

En los Magos de Oriente que caminan al encuentro del Redentor, guiados por la estrella, nos vemos a nosotros mismos yendo al encuentro de Jesucristo. No sólo van hacia su cuna los pastores de Belén, que junto con María y José, representan al pueblo judío, sino que también van unos extraños magos, que representan a los pueblos paganos. Nosotros somos parte de los pueblos paganos que hemos sido llamados a la fe en Cristo Jesús, porque no provenimos del pueblo judío o pueblo de la primera Alianza. En los Magos que peregrinan al encuentro y en busca del Salvador, ya habíamos ido nosotros y los pueblos de todos los tiempos que, por la fe, se abren a la salvación. Ahora, en Cristo, nadie es extraño: él vino para todos; todos hemos de ir a su encuentro. En los Magos que buscan al Rey Mesías está escondido todo hombre que busca a Dios, incluso aquellos que lo buscan a tientas.

Los Magos se dejaron guiar por la estrella que se detuvo sobre el Niño. También nosotros debemos dejarnos guiar por la estrella de la fe, de la esperanza y de la caridad. La estrella no es lo central: ella se detiene sobre el Niño, nos conduce a él, luego desaparece para que quede todo centrado sobre el Niño. Esta es la misión de la Iglesia: ser una estrella que guie y conduzca a los hombres ‘hacia’ y ‘hasta’ el encuentro con Jesucristo. Cuando la Iglesia lleve a todos los hombres al encuentro del Salvador ya no tendrá razón de ser, dejará de existir, habrá culminado su misión y el Reino de los Cielos habrá llegado a su plenitud.

Todas las tareas apostólicas de la Iglesia deben tender siempre a hacer que los que no conocen a Jesucristo lleguen a Él. En este sentido, la radio parroquial tiene que ser una auténtica estrella de Belén. Inaugurada un 6 de enero, solemnidad de la Epifanía, tiene por lo menos una doble misión: ser una estrella evangélica, es decir, de Buenas Nuevas, que guie a muchos al encuentro de Jesús, el Señor; y ser una epifanía, es decir, una manifestación del amor de Dios en medio de los suyos. Cristo, nacido en Belén, es la «Epifanía» misma. Es la Epifanía del Padre; la Iglesia debe ser Epifanía de Cristo. Cada una de nuestras vidas cristianas debe ser una verdadera epifanía de Jesucristo. Quien ve a un cristiano ha de ver algo de Cristo presente en él. No es epifanía de Cristo quien oculta su ser cristiano o vive mediocremente su fe. Es más, no sirve para el Reino el que no se juega todo entero por Jesucristo. No puede hacer de su vida una epifanía aquél que esconde su vivencia del Evangelio. Sí, solo el que vive

abiertamente su fe cristiana es epifanía de Jesús. ¡No tengan miedo de ser epifanía de Cristo! Teman más bien vivir ocultándose, pues lejos de él solo hay vacío e infelicidad. Que sus vidas cristianas resplandezcan ante los demás. Sí, que los demás puedan ver siempre un pedazo de Cristo en ustedes.

Queridos hermanos: La fe en Jesucristo es la estrella que nos conduce a Él. Este año, el Papa inaugurará el Año de la Fe con ocasión de los 50 años de la apertura del Concilio Vaticano II. Será un año para renovar nuestra adhesión al Señor y nuestra pertenencia a la Iglesia. Por eso, pido que todas nuestras radios católicas privilegien el anuncio evangelizador sobre el catequético. Todos los programas deberán, en lo posible, orientar la programación en vista al anuncio explícito de Jesucristo. Los programas catequéticos ocuparán recién el segundo lugar. De esta manera, contribuiremos al Año de la Fe y se visualizará aún más el gran objetivo de nuestras emisoras: hacer que el Nombre de Jesús –el Nombre que está sobre todo nombre (Flp 2, 9), el único Nombre dado a los hombres por el cual somos salvos (Hech 4, 12), sea más conocido, más amado, más seguido y más extendido. Será un Año para gritarle a todo el mundo que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14, 6); el Camino que nos conduce al Padre, la Verdad que nos hace libres, la Vida que nos colma de alegría. Será un Año para proclamar –como la Virgen- las maravillas del Señor (Lc 1, 46-55). Será un Año para que todos renovemos el ardor apostólico. Será un Año para cultivar aún más la vida espiritual. Será un Año para dejarnos amar más todavía por Señor de la vida. Será un Año para hacer florecer a nuestra madre, la Iglesia.

Que en este camino de búsquedas y de hallazgos nos acompañe la Santísima Virgen, sublime Epifanía de Cristo y Estrella de la primera y de la nueva Evangelización. Que así sea.

¡Alabado sea Jesucristo!

Pbro. Gustavo Yatuzis