El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, consideró que en el Año de la Vida los cristianos deben preguntarse “cómo recibimos la vida, cómo la acompañamos, porque a veces no nos damos cuenta de lo que es la fragilidad de una vida”.
“Quizá no caigamos en la cuenta de los peligros que la vida de una persona desde niño, desde su concepción hasta su muerte, tiene que atravesar entonces la pregunta que yo quisiera hacerles hoy, mirando a María que acompaña la vida, es: ¿Sabemos acompañar la vida? La vida de nuestros chicos, de nuestros hijos y de los que no los son. ¿Sabemos ponerle a los chicos alicientes en su crecimiento? ¿Sabemos ponerles límites a su educación? ¿Y los chicos que no son nuestros, aquellos que –y perdonen la expresión- parecen los ‘chicos de nadie’ me preocupan a mi también?”, interpeló en la misa que precedió el Rosario por la Vida en la catedral metropolitana.
Ante un templo colmado de fieles, sobre todo familias, el purpurado porteño recordó que “en este Año de la Vida, el Papa quiere que veamos todo el curso de la vida, en cada paso esta María aquí. La que cuidó la vida desde el principio y la sigue cuidando en nosotros como Iglesia que está caminando. Lo peor que nos puede pasar es que carezcamos de amor para cuidar la vida y María es la mujer del amor. Si no hay amor no hay lugar para la vida”.
“Sin amor hay egoísmo y uno se enrosca para acariciarse a sí mismo. Amor le pedimos hoy a María para cuidar la vida. Amor y coraje. Alguno me podrá decir: ‘Pero Padre, en esta civilización mundial que parece apocalíptica, ¿cómo podremos llevar el amor en medio de tantas contradicciones y cuidar la vida hasta sus últimas consecuencias? El gran papa Pío XI dijo una frase muy dura: ‘Lo peor que nos pasa no son los factores negativos de la civilización sino lo peor que nos pasa es la somnolencia de los buenos’”.
Por último, el cardenal Bergoglio interrogó: “¿Tenés coraje para asumir este camino que asumió María de cuidar la vida desde el principio hasta el final? O ¿O estás somnoliento? Y si lo estás. ¿Qué es lo que te anestesia? Porque María no conocía anestesias al amor. Y hoy le pedimos a ella: ‘Madre, que amemos en serio, que no seamos somnolientos, y que no nos refugiemos en las mil y una anestesia que nos presenta esta civilización decadente’”.
Tras la celebración eucarística, se rezó un “Rosario por la vida”. Esta oración comenzó a rezarse el 25 de marzo de 2004 por iniciativa de un grupo de mujeres. La fecha se eligió en coincidencia con la fiesta religiosa de la Anunciación a María Virgen. La Iglesia recuerda esta jornada la presentación de la encíclica “El Evangelio de la Vida”, de Juan Pablo II (1995), y en el país, la fecha fue elegida desde 1998 como Día del Niño por Nacer.
El primero “Rosario por la vida” tuvo lugar en la plaza Pizzurno, frente al Ministerio de Educación, luego continuó en la parroquia Nuestra Señora del Pilar, del barrio porteño de Recoleta, y con el tiempo, la devoción mariana se extendió a otras diócesis para pedir el respeto de la vida naciente.
Los fieles que participaron de la misa y la oración en el templo porteño llevaron leche en polvo para bebés, que será donada a los hogares de madres solteras “Amparo Maternal” y “Nuestra Señora de Nazaret”.+
Fuente: aica
El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, consideró que en el Año de la Vida los cristianos deben preguntarse “cómo recibimos la vida, cómo la acompañamos, porque a veces no nos damos cuenta de lo que es la fragilidad de una vida”.
“Quizá no caigamos en la cuenta de los peligros que la vida de una persona desde niño, desde su concepción hasta su muerte, tiene que atravesar entonces la pregunta que yo quisiera hacerles hoy, mirando a María que acompaña la vida, es: ¿Sabemos acompañar la vida? La vida de nuestros chicos, de nuestros hijos y de los que no los son. ¿Sabemos ponerle a los chicos alicientes en su crecimiento? ¿Sabemos ponerles límites a su educación? ¿Y los chicos que no son nuestros, aquellos que –y perdonen la expresión- parecen los ‘chicos de nadie’ me preocupan a mi también?”, interpeló en la misa que precedió el Rosario por la Vida en la catedral metropolitana.
Ante un templo colmado de fieles, sobre todo familias, el purpurado porteño recordó que “en este Año de la Vida, el Papa quiere que veamos todo el curso de la vida, en cada paso esta María aquí. La que cuidó la vida desde el principio y la sigue cuidando en nosotros como Iglesia que está caminando. Lo peor que nos puede pasar es que carezcamos de amor para cuidar la vida y María es la mujer del amor. Si no hay amor no hay lugar para la vida”.
“Sin amor hay egoísmo y uno se enrosca para acariciarse a sí mismo. Amor le pedimos hoy a María para cuidar la vida. Amor y coraje. Alguno me podrá decir: ‘Pero Padre, en esta civilización mundial que parece apocalíptica, ¿cómo podremos llevar el amor en medio de tantas contradicciones y cuidar la vida hasta sus últimas consecuencias? El gran papa Pío XI dijo una frase muy dura: ‘Lo peor que nos pasa no son los factores negativos de la civilización sino lo peor que nos pasa es la somnolencia de los buenos’”.
Por último, el cardenal Bergoglio interrogó: “¿Tenés coraje para asumir este camino que asumió María de cuidar la vida desde el principio hasta el final? O ¿O estás somnoliento? Y si lo estás. ¿Qué es lo que te anestesia? Porque María no conocía anestesias al amor. Y hoy le pedimos a ella: ‘Madre, que amemos en serio, que no seamos somnolientos, y que no nos refugiemos en las mil y una anestesia que nos presenta esta civilización decadente’”.
Tras la celebración eucarística, se rezó un “Rosario por la vida”. Esta oración comenzó a rezarse el 25 de marzo de 2004 por iniciativa de un grupo de mujeres. La fecha se eligió en coincidencia con la fiesta religiosa de la Anunciación a María Virgen. La Iglesia recuerda esta jornada la presentación de la encíclica “El Evangelio de la Vida”, de Juan Pablo II (1995), y en el país, la fecha fue elegida desde 1998 como Día del Niño por Nacer.
El primero “Rosario por la vida” tuvo lugar en la plaza Pizzurno, frente al Ministerio de Educación, luego continuó en la parroquia Nuestra Señora del Pilar, del barrio porteño de Recoleta, y con el tiempo, la devoción mariana se extendió a otras diócesis para pedir el respeto de la vida naciente.
Los fieles que participaron de la misa y la oración en el templo porteño llevaron leche en polvo para bebés, que será donada a los hogares de madres solteras “Amparo Maternal” y “Nuestra Señora de Nazaret”.+
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