La Iglesia Católica,
¿fue cómplice de la dictadura militar?
Este domingo
pasado, 18 de mayo, en el programa televisivo “Bajada de línea” conducido por
Víctor H. Morales, en Canal 9, trató sobre el tema Dictadura-Iglesia. El punto
de partida fue el último documento del Episcopado Argentino “Felices los que trabajan por la paz”.
Como sabemos, el documento causó un revuelo, sobre todo en el ámbito político.
Se alegraron los de la Oposición y se molestaron en el Gobierno. Una pena. Ni
uno ni otro entendieron el mensaje. Tampoco lo entendió Clarín ni Morales. Cada
uno tomó algún párrafo que les convino, o bien, se opinó parece sin leerlo, y
mucho menos, interpretarlo.
Estoy cansado
que nos hablen del 70. Sí, arto. Sueño con que nos hablen del 2020, del 2030. ¡Nada!
En Argentina cuando se habla de los años venideros se hace pensando en las
próximas elecciones, ahora en el 2015. Ese parece ser nuestro futuro, nuestra
meta: los próximos comicios.
El Sr. Morales,
para desprestigiar el último documento de los Obispos habló extensamente en su
programa “Bajada de línea” sobre la complicidad del golpe
cívico-militar-eclesiástico como lo tituló. ¿Cuál era la idea de la bajada de
línea que le dieron al conductor? Resumo en lo siguiente: «La Iglesia no habló
en la dictadura, por lo tanto, no tiene autoridad para hablarnos ahora». Y, de este modo, descalificar el documento.
Pero se equivoca el Sr. Morales. A la jerarquía eclesiástica que estuvo entre
1976 y 1983 se la puede criticar, pero a la «realidad actual» no se la puede
negar, pues salta a la vista. Esta vez, no la podemos esconder debajo de la
alfombra.
Morales parece no discriminar a los obispos de esa época. Pero es
necesario distinguir tres grupos: los que callaron (cómplices), los que se
opusieron en silencio y los que fueron más valientes. Entre estos últimos
recordamos a Angelelli, Devoto, Pironio, De Nevare, Hesayne, Novak, entre
otros. En nuestra diócesis San Roque estuvo Mons. Di Stéfano, quién
primeramente acompañó a las ligas agrarias, pero que después, al ver que dentro
de las ligas habían otros intereses o motivaciones, dio un paso al costado.
Fueron asesinados sacerdotes y religiosas. Ellos también fueron ‘la Iglesia de
esa época’.
El silencio y complicidad de algunos jerarcas de la Iglesia nos
avergüenza y causa dolor. En el año 2000 la Iglesia Católica de Argentina pidió
públicamente perdón por aquellos de sus miembros que fueron cómplices de aquél
terrorismo de Estado, llamado Proceso de reorganización Nacional. Casi no tuvo
eco en los medios de comunicación. Por eso, -justamente por eso-, ahora la
Iglesia tiene que hablar.
Sin embargo, no es del todo cierto que en ese periodo la jerarquía
guardó silencio. Sin duda que hubiese hecho más. Cito algunas de las
intervenciones de documentos de los obispos argentinos de esa época: 15 de mayo
de 1976, 7 de julio de 1976, 15 de noviembre de 1976, 3 de diciembre de 1976
(se pide por la liberación de presos, etc.), 17 de marzo de 1977 (se habla de
secuestrados y desaparecidos), 26 de noviembre de 1977 (extenso documento a la
Junta Militar donde se dice que hay miedo, que el ejercicio del poder es
arbitrario, autoritario; que el secuestro es inadmisible, que los familiares de
los desaparecidos no tienen respuestas, etc.), 15 de diciembre de 1977 (se
reclama por el secuestro de algunas personas), 14 de marzo de 1978
(desaparecidos, listas de detenidos), 30 de marzo de 1978, 10 de abril de 1978
(presos, desaparecidos, monjas francesas), 29 de abril de 1978, 20 de julio de
1978 (torturas, desaparecidos, secuestrados), 4 de diciembre de 1978,
(desaparecidos, presos), 3 de agosto de 1979, 16 de agosto de 1979 (se insiste
sobre los desaparecidos), 18 de noviembre de 1979, 14 de diciembre de 1979, 14
de diciembre de 1979 (desaparecidos, violencia), 25 junio de 1980, 7 de agosto
de 1980 (presos y desaparecidos), 25 de septiembre de 1980 (presos y
desaparecidos), 30 de abril de 1981 (desaparecidos, madres de desaparecidos), 8
de mayo de 1981 (Documento: Iglesia y Comunidad nacional: se narra la situación
actual del país sumido en la violencia), 14 de noviembre de 1981 (Exhortación Pastoral:
Reconstrucción nacional y orden moral), 20 de agosto de 1982 (se vuelve a
insistir sobre los desaparecidos), 29 de octubre de 1982, 29 de octubre de
1982, 10 de noviembre de 1982 (desaparecidos, el fin no justifica los medios).
¿Cuál es,
entonces, la respuesta? ¿Fue cómplice la Iglesia? La Iglesia está formada por
la jerarquía y los fieles laicos. Parte de la jerarquía de entonces no estuvo a
la altura de las circunstancias. No supieron ser los pastores del rebaño. Ellos
nos avergüenzan. Pero, al mismo tiempo, nos animan aquellos otros que, aún
arriesgando su propia vida, no callaron.
¿Qué hubiese
hecho el Sr. Morales si era obispo en esa época oscura? No fue obispo, pero fue
un fiel laico. Él y Dios sabrá si fue valiente o cobarde como cristiano.
Finalmente, el
último documento del episcopado argentino, nos llama a mirar nuestro presente y
futuro, a responder a la violencia no con la violencia sino con la paz. Dejemos
ya de mirar para atrás. Hemos de reconciliarnos con el pasado y caminar juntos
hacia delante. Es hora de mirar hacia el futuro.
(Los documentos
completos a los que hice referencia lo pueden encontrar el Iglesia y Democracia en la Argentina, selección de documentos del Episcopado
Argentino –CEA-, 2006, pág. 644-698).
Les pido no
agregar comentarios en mi facebook. Gracias.
Gustavo Yatuzis
Periodista
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